Actividaad gratuita.
Entrada libre hasta completar el aforo.
Continuamente se ha hablado sobre la lluvia, y de cómo nos limpia el espíritu en sus diferentes formas: el mar, los ríos, un chapuzón en la piscina, una ducha de agua caliente –o fría–. Al igual que una droga, cada gota nos envuelve, resbalando por nuestra garganta, manteniéndonos en vida, brotando incluso de nuestros propios ojos. Ahora bien, ¿es acaso lo mismo observar el mar sintiendo un vacío que reconcome los huecos de la memoria que hacerlo de la mano de alguien a quien amas? El agua, que fluye por nuestras venas, puede volverse tan pesada, y a la vez tan ligera, todo ello dependiendo de un elemento tan etéreo y volátil: el tiempo. La soledad, el desconsuelo, también la esperanza, el anhelo o la ilusión... de la mano, a través de los versos, que se mueven a un ritmo, a veces lento y otras frenético, al igual que lo hace la lluvia.