
Actividad gratuita.
Entrada libre hasta completar el aforo.
A once mil metros de altura, en el inicio de la estratosfera, en el límite
permitido de altitud navegable el comandante de un avión de línea comercial
decide subir un peldaño más y ascender mil metros más: cuarenta y dos mil
pies …a doce mil metros, la aeronave vuela más rápido, consume menos
queroseno, pero su estabilidad queda seriamente comprometida si algo se
tuerce en una ruta que ya ha hecho más de trescientas veces en un verano de
auténtica locura;
Su objetivo: ganar un premio, un bote acumulado de cientos y cientos de
toneladas ahorradas a la compañía que ofrece al más eficiente gestor de
combustible, un jugoso tanto por ciento, traer y llevar a con eficiencia
alemana a miles y miles de viajeros que congestionan cada año aeropuertos,
hoteles, playas y rincones hasta ahora, antaño olvidados…
Son las doce y media del mediodía, Rosa y Lucas a duras penas se mantienen
en pie en su sexto y último día de trabajo iniciado desde las cuatro de la
mañana, hora desde la que llevan en pie, haciendo un esfuerzo denodado aún
les quedan cinco horas más para que por fin puedan salir del tubo, sin
desfallecer en medio de la cabina, en un interminable servicio de bar, plagado
de estridentes despedidas de solteros, hooligans ebrios de tarifas baratas y
hora feliz a bordo, aseos desbordados por mujeres entrando de dos en dos
con severa incontinencia desde que perjudicadas en la terminal, acaban de
perjudicarse en el avión y acaban rematándose nada más poner un pie en el
destino ante el calor abrasador del asfalto de la pista y un sol de justicia
mediterránea.
El servicio no se acabará hasta que la señal de cinturones para el descenso
final no sea encendida, el café aguado a precio de oro no sea vendido y los
bocadillos de jamón y queso ultracongelados y recalentados no se agoten,
ellos saben a qué hora empezaron, pero desconocen a que hora regresarán a
casa, si antes que se ponga el sol o que tal vez sea el último vuelo de sus
vidas… la falta de oxígeno les impide pensar con claridad, pero les empuja a
seguir volando hasta que suene la bocina final.